Algunos interrogantes vigentes en el mundo de la traducción.
En el presente artículo no pretendo aportar respuestas a las preguntas que planteo, si no tan solo promover la reflexión. Tampoco me propongo ser novedoso, en absoluto. Debo confesar que estas preguntas y otras muchas que no incluyo aquí no me quitan el sueño ni mucho menos, no obstante me apetecía compartirlas con mentes despiertas.
Advertencia preliminar: Debo manifestar y aclarar que, afortunadamente, no todo es negativo en este negocio. Hay gente muy competente en todos los “bandos”. Sin embargo, en este momento concreto me apetecía detenerme en estos curiosos puntos.
El orden de su exposición es aleatorio e imprevisible como la vida misma.
1. ¿Por qué muchos programas y herramientas de traducción contienen en su denominación el vocablo “Standard” cuando se refieren a herramientas dirigidas fundamental e inequívocamente a traductores y, en cambio, emplean la voz “Professional” cuando se refieren a Gestores de proyecto o Project Managers?. Disculpen, pero en este negocio creo que los que traducen son los traductores y no los gestores de proyecto. Por otra parte, de forma un tanto paradójica mediante esa selección terminológica se llega a cuestionar la profesionalidad del traductor, cuya imagen de por sí necesitaría un buen “lavado y aclarado social”, de modo que la gente sepa de una vez qué hacen realmente los traductores... lamentablemente semejante tarea sería comparable a Misión imposible pero sin Tom Cruise y sin final feliz.
2. ¿Por qué en tantas y tantas ocasiones los deadlines / plazos son tan ajustados para la fase de traducción y, curiosamente, al cabo de semanas o meses de haber entregado y casi olvidado la traducción, todavía está mareada en la fase de revisión y te la “rebotan” pidiéndote como favores, por supuesto, que lleves a cabo unos pequeños amendments? Ya sé, ya sé, es que el autor ha efectuado algunos cambios de última hora en el original, etc., etc. Hay que ser comprensivos con el pobre autor, claro pero ¿qué sucede con el traductor?. Ya sabemos todos perfectamente bien cuál es la respuesta a dicha interrogación retórica.
3. ¿Por qué muchos estudiantes de traducción incluyen y contabilizan los años de formación universitaria que ni siquiera han terminado en su CV como años de experiencia en el negocio? Es cierto, lo he visto con mis propios ojos.
4. ¿Por qué es práctica común en bastantes agencias de traducción (digamos que en mayor número del deseado) la contratación estudiantes, que aún no han terminado su formación, como revisores o correctores de traducciones técnicas de las que no suelen tener mucho conocimiento? Y todo con el propósito de revisar y corregir dichos textos.
5. ¿Por qué en otras tantas ocasiones el validador o verifier o como lo conozcan en su casa se atreve a emitir juicios lingüísticos erróneos y efectuar o sugerir modificaciones incorrectas que deterioran la traducción inicial?
6. Finalmente y solo a título de curiosidad, ¿por qué el corrector ortográfico de word me subraya la palabra “otras” del punto anterior (“en otras tantas ocasiones”) y me dice que es un sustantivo y de género masculino? :-) Sin comentarios :-)
Hay muchos más interrogantes que no incluyo, tan enjundiosos como los arriba expuestos e incluso más, pero no se trata de agotar el pozo de una sola vez.
Un saludo y hasta otra, colegas.
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